Cogió unas pinzas metálicas para el pelo y puso una en todos y cada pezón. Abrí la boca soportando el dolor. Luego cogió otra pinza, agarró el piercing de mi clítoris y estirando la piel al límite, lo dejó al descubierto fuera de su capuchón protector, la pinza lo mordió de forma directa. Mi cuerpo se tensó.
